Radiales y barras de acero: la violencia del asalto deja en evidencia el olvido de Marlaska a los agentes
Radiales, barras de acero, palos, piedras y cuchillos. Son algunos de los objetos utilizados por los inmigrantes que, este viernes, protagonizaron un nuevo asalto a la valla de Melilla, el primero de consideración en la «nueva etapa» de relaciones entre Pedro Sánchez y Marruecos. El intento de llegar a suelo español acabó en tragedia, con al menos 27 muertos en una avalancha que dejó además decenas de heridos. La violencia de este asalto ha sorprendido a los agentes españoles que vigilan la valla de Melilla y que observan con preocupación la falta de medios humanos y materiales para hacerles frente. Como reveló OKDIARIO, los guardias civiles no fueron autorizados para utilizar medios antidisturbios. El balance total es de 322 heridos, entre ellos, 47 agentes españoles.
Los agentes recuerdan que, en marzo pasado, y tras otro asalto masivo, desde el Ministerio del Interior se les prometió un refuerzo que nunca llegó. La Asociación Profesional Justicia para la Guardia Civil (JUCIL) lamentó este viernes la «escasa consistencia y seguridad de la frontera sur de Europa frente a estas situaciones». «Han accedido cientos de personas y allí, para contener este tsunami humano, había 40 integrantes de los GRS de la Guardia Civil, menos de un agente por cada diez asaltantes a la valla», lamentó su secretario general, Ernesto Vilariño.
La Benemérita advierte de que en los últimos meses se está produciendo falta de material adecuado y de personal para afrontar este tipo de situaciones. «Nuestros compañeros en Melilla deben contar con mejores dotaciones, uniformes con protecciones que dificulten que puedan resultar heridos y mejores medios como chalecos antibala que faciliten su tarea en el control de estas invasiones por la valla», reafirma Vilariño.
Desde la asociación se pide también «que no se premie con el permiso para permanecer en España a quienes utilizan la violencia para entrar» porque «genera un efecto llamada para nuevos intentos de salto».
De la violencia del asalto dan cuenta los vídeos que circularon durante todo el viernes, en los que se ve a centenares de inmigrantes aproximándose a la carrera hacia la frontera, con palos y piedras, mientras los gendarmes marroquíes tratan de disuadirles.
El asalto se inició a las 6.40 de la mañana, cuando la Comandancia de la Guardia Civil detectó que cerca de 2.000 inmigrantes que se encontraban en las inmediaciones del Monte Gurugú habían iniciado una aproximación hacia Melilla. Unos 1.500 lograron acercarse. Dos horas después, un grupo de medio millar, «perfectamente organizado y violento», según admitió la delegación del Gobierno, logró romper con una cizalla la puerta de acceso del puesto de control fronterizo de Barrio Chino. 133 accedieron finalmente al lado español.
Tragedia
Aunque la imagen más dramática del asalto de este viernes en Melilla es la de decenas de inmigrantes fallecidos y amontonados en Nador, cerca de la frontera. Según la versión marroquí, habrían muerto aplastados en una avalancha o al caer de un muro. El Gobierno español admitió a OKDIARIO que no había recibido información alguna al respecto.
De hecho, el propio Pedro Sánchez celebró, desde Bruselas, que el asalto se hubiera «resuelto bien» gracias al trabajo «coordinado» con Rabat y la «colaboración activa» de las fuerzas de seguridad marroquíes.
«Marruecos también sufre la presión migratoria y sus fuerzas de seguridad se han empleado a fondo para evitar el asalto violento de la valla. Ha sido un extraordinario trabajo por parte de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado español y de las de Marruecos para frenar un asalto violento que pone en cuestión nuestra integridad territorial», aplaudió el presidente español en una rueda de prensa posterior al Consejo Europeo de Bruselas. «La Gendarmería marroquí se ha empeñado a fondo en tratar de evitar este asalto violento, bien organizado, bien perpetrado y bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad», añadió.
Se trata del primer asalto masivo desde la polémica cesión del Gobierno español a Marruecos, avalando su propuesta autonomista en el Sáhara Occidental. Un giro de 180 grados a la política exterior española que Sánchez ejecutó sin consensuar con el resto de partidos, como correspondería en estos asuntos. El presidente argumentó, precisamente, que el motivo principal de las nuevas relaciones con Marruecos era reforzar la colaboración en materia migratoria, una cuestión muy delicada para el Gobierno.